Una piel limpia de células muertas, impurezas, restos de maquillaje, micropartículas procedentes de la contaminación, es un pasaporte a la belleza. La higiene del cutis es un ritual que requiere sus pasos y su tiempo. De hecho, en los países orientales, como Japón o Corea es todo un ritual. De allí proceden muchas de las costumbres que están más en boga, como el multimasking. Y de ellos debemos imitar su hábito de higiene facial. Todo un protocolo que llega a incluir hasta doce pasos.
Piel limpia con hábitos orientales
De hecho, las orientales dan más importancia a una piel limpia y luminosa, radiante, con el poro cerrado, que a un rostro libre de arrugas. En occidente, tendemos a acondicionar el cutis con prisas, saltándonos gestos que son casi, casi, imprescindibles. Aguas micelares, toallitas desmaquillantes, lociones 3 en 1; sin duda herramientas que facilitan la tarea en momentos concretos (viajes, noches largas….), pero que no deben tomarse como una costumbre cotidiana.
Los pasos imprescindibles
A pesar de que hay voces que opinan que el tónico no es necesario, para mi, una higiene básica incluye un desmaquillado a fondo. Comienza con la limpieza de los ojos con un producto que retire todos los restos. De iluminador y sombras con delicadeza (que no sea necesario apretar, tirar ni tirar ); posteriormente, soy partidaria de utilizar una leche limpiadora adecuada al estado de cada epidermis (sensible, grasa, seca,…) y debes retirarlo presionando, no arrastrando. Luego, el tónico se encargará de eliminar los restos de loción y arrastrar los restos que aún permanezcan en el cutis.
¿Cómo debe ser el tónico?
Los tónicos pueden contener principios activos específicos que ayudan a la epidermis a suplir sus carencias. Además la acondicionan para recibir las cremas de tratamiento posteriores con más eficacia. Otro de mis secretos consiste en utilizar, al menos una vez a la semana, un Scrub (exfoliante) suave sobre la piel húmeda, que ayude a retirar las células muertas. ¿Mañana y noche? Es lo idílico, pero si hay que elegir, limpia tu rostro con más mimo por la noche. Al dormir la piel utiliza el sueño para autorepararse, y al despertar, pásate un disco de algodón con tu tónico habitual.